Los romances se crean para ser cantados. En toda tradición oral, a lo largo del tiempo se generan distintas versiones de un mismo texto: se mantienen unos elementos, cambian otros. ¡Hagamos la nuestra!
Que por mayo era, por mayo, |
Que por ………..era, por ………, |
- En este Romance del prisionero, contrasta la alegría de la primavera con la tristeza del reo. Al final del romance, este hombre pierde lo único que tenía.
Practicamos
- ¿Cuáles son los signos de vida que trae la primavera? ¿Cómo es, por el contrario, la situación del prisionero?
- ¿En qué terminan todos los versos pares? ¿Son agudas, llanas o esdrújulas?
Escribimos
En grupos de cuatro o cinco, reelaboremos este romance. Conviene que juntos penséis los cambios, y luego haya distintas tareas individuales: ilustración, corrección ortográfica, escritura, revisión métrica, recitado.
Planificación:
- Pensad cuándo sucederá la historia, quién y desde dónde la contará, qué perderá.
- Para los versos pares, buscad palabras agudas terminadas en la misma vocal (“a” y “o” las más fáciles).
Composición:
- Ilustrad vuestro romance.
- Cuidad que los versos sigan siendo octosílabos, y que rimen los pares.
- Haced borradores del romance final.
Revisión:
- Escribid el borrador final, con buena caligrafía y una ilustración.
- Revisad la ortografía y la métrica.
- ¿Quién se atreve a recitarlo?